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Zoológicos: Una cadena perpetua

>> martes, 18 de enero de 2000

Zoológicos: Una cadena perpetua



Es en vacaciones cuando muchas familias llevan a sus hijos a los zoológicos, ya sea para pasar un momento de diversión, entretenimiento o porque los consideran un lugar de esparcimiento. Por lo general se cree que estos establecimientos cumplen una gran función: cuidando a los animales y velando por su protección. Lo que no se sabe es que en realidad está muy lejos de eso, ya que son más bien cárceles de animales. Se cree que los zoológicos tienen un valor educativo, pero lo que enseñan es que es correcto tener animales en cautiverio, sin estímulos, solitarios y lejos de su entorno natural.


La realidad es que mientras más grande sea el zoológico, más difícil será brindarles la atención y cuidado requeridos. Las ganancias económicas están por encima del bienestar de los animales. Aunque parezca que cumplen una función educativa sobre la vida de los animales, en un zoológico jamás se podrá observar el comportamiento natural de cada uno de ellos. Un ejemplo de esto es que las alas de las aves son cortadas para que no puedan volar, los animales acuáticos no tienen suficiente agua, y los que generalmente viven en manadas o grupos sociales, son mantenidos en soledad o a lo mucho, en parejas. Sus prácticas habituales de cazar y reproducirse se ven alteradas e incluso eliminadas. Los animales están confinados, no tienen privacidad, y por la falta de estímulos y el espacio tan reducido en que se los mantiene, desarrollan comportamientos neuróticos denominados “zoocósis”. La mayoría de los animales en los zoológicos no están en peligro de extinción pero tampoco podrían ser reinsertados en sus hábitats pues se han acostumbrado a ser alimentados.


Los animales que permanecen en jaulas están completamente perturbados por el ambiente, con una dieta y luz artificial, ruido inusual, colores extraños y una proximidad no natural de otros animales y especies que usualmente no comparten el espacio. El estrés al que se ven sometidos hace que muchos presenten algunos de los siguientes comportamientos:



-Golpeando y mordiendo los barrotes y rejas de su jaula.
- Paseando continuamente de un lado a otro.
- Balanceándose continuamente.
- Inclinando repetidamente su cabeza.
- Jugando o comiéndose sus excrementos.
- Vomitar y comer sus vómitos, como un tipo de bulimia.
- Avanzando un paso y retrocediendo, una y otra vez.
- Gruñidos excesivos y mantenidos.
- Automutilación, mordiscos en cola, patas u orejas.


Si lo que nos interesa es preservar especies, entonces hemos de proteger el hábitat donde viven. En lugar de apoyar a los zoológicos, debemos apoyar a grupos que trabajen para proteger los habitas naturales de los animales, para que se desenvuelvan en sus hábitat libres y salvajes como siempre lo han sido.

Todos podemos hacer la diferencia, no asistiendo ni financiando este tipo de establecimientos, en donde se lucra con los animales manteniéndolos alejados de sus hábitats naturales, estresados, confinados y en soledad. No seas parte de este negocio, que mantiene en prisión a millones de animales indefensos, los que deberían pasar sus días encerrados de por vida.

Animal Libre pide la abolición de todo recinto donde se prive la libertad de animales no humanos, tanto zoológicos, acuarios, aviarios y otros recintos en que se vea vulnerado el derecho primordial a la libertad. Lo mismo exigimos con lugares donde no solo la libertad esta obsoleta sino que el sufrimiento, tortura y muerte se hace presente, esto lo vemos en nuestra alimentación, vestimenta, entretención y otros.

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