La experimentación en animales
>> jueves, 17 de febrero de 2005
Millones y millones son los animales que mueren en todo el mundo víctimas de la experimentación. La principal justificación del porque se experimenta con animales no humanos es la “experimentación científica” y por el supuesto “bienestar” de nosotros los humanos.
Año a año primates, monos, perros, gatos, caballos, bovinos, cerdos, ovejas, cabras, conejos, hurones, chinchillas, marmotas, zarigüeyas, armadillos, cobayas, hámster, ratas, y todo tipo de mamíferos, incluso murciélagos, además de aves, anfibios, reptiles y peces, son "material" utilizado por innumerables laboratorios. Todos estos animales pasan la vida prisioneros en jaulas y saben perfectamente que, cada vez que son sacados de ellas, es para producirles dolor y sufrimiento. Estos animales son utilizados para certificar la seguridad del producto final que llega al mercado, es decir, que éste no será tóxico ni perjudicial para los seres humanos. Pero esta seguridad para el consumidor oculta un horror inconmensurable tras las puertas de los laboratorios: animales viviseccionados (acto o práctica de hacer operaciones quirúrgicas en animales vivos), mutilados, heridos, cachorros separados de sus madres, inmovilizados y ciegos después de haber probado champús en sus ojos; ulceradas la piel, las orejas, sus entrañas, para probar la toxicidad de una serie de compuestos químicos diseñados para humanos.
Empresas de todo tipo son las que investigan con animales: las que producen medicamentos, cosméticos, artículos de aseo personal, de la casa e industrial, artículos de escritorio, anticonceptivos, pinturas y compuestos químicos, cigarrillos, aditivos alimentarios, armas, venenos, pesticidas, entre otros.
Algunos de los experimentos que se llevan a cabo son:
Experimentación de animales en la industria cosmética
La industria cosmética es un ejemplo de la inutilidad del 90% de los experimentos.
Espumas de afeitar y dentríficos son introducidos a presión en el estómago de los animales; enormes dosis de depilatorios o colorantes les provocan espantosas úlceras; sustancias irritantes son aplicadas en los ojos de los conejos inmovilizados (test "Draize"), hasta provocarles ulceraciones. Otras pruebas causan hemorragias, convulsiones y, tras una espantosa agonía, la muerte (DL50).
Test "draize"
Para probar, por ejemplo, un nuevo champú, son introducidos una gran cantidad de conejos en cajones que parecen cepos porque tienen un sólo agujero para el cuello, de modo que sólo les queda fuera la cabeza y sin posibilidad de esconderla ya que el agujero es tan estrecho como el cuello del animal.
Durante varios días, les vierten en uno de los ojos una solución concentrada del producto en cuestión, y el ojo sano sirve como referencia. El test de “draize” solo se lleva a cabo en conejos porque estos animales no lagrimean lo suficiente como para que la lágrima limpie el ojo y elimine la sustancia. Además, para mayor seguridad, les sujetan los párpados con pinzas para que ni tan siquiera puedan parpadear al sentir el contacto de la dolorosa sustancia en un intento natural de aliviar tanta tortura.
La reacción más fuerte suele provocar la pérdida de la visión, y, con anterioridad, hinchazones e irritaciones. El animal chilla y golpea con las patas el cajón, buscando alivio... un alivio que no llega, y muchos se parten la columna vertebral en los desesperados intentos por liberarse.
Test de la piel
Es otro tipo de experimentación con animales de los muchos que existen. Como es imprescindible poner al descubierto la piel, le arrancan el pelo con cinta adhesiva. El animal ha sido previamente inmovilizado para impedir que se rasque o se lama la futura herida. Le aplican las sustancias irritantes con las que se esté experimentando y luego le cubren la zona con yeso adhesivo. Días después, observan los investigadores la reacción del irritante. Esta prueba puede repetirse, y en la misma zona del cuerpo, durante todo un año.
A todos estos animales sólo les espera morir como víctima del experimento en cuestión o ser sacrificado ya que han dejado de ser útiles a los ojos de estos “científicos”.